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¿CONversas o CONvences?



CON significa JUNTOS

 

Pero ¿estamos con la apertura de mente y corazón para habitar realmente juntos?

 

Cuando nos salimos del “yo” y empezamos a relacionarnos con las demás personas, nos damos cuenta de que hay una oportunidad, una oportunidad de reconsiderar, de descubrir, de explorar y de activar nuestra curiosidad por otras formas, igual de válidas que las nuestras, de experimentar la vida.

 

¿Esto suena lindo cierto?

 

Sin embargo, nuestro instinto de supervivencia pareciera que cada vez que tiene una conversación incómoda, lo primero que hace es exponer el plan de ataque y de defensa. Y una vez expuesto es difícil direccionarlo hacia la verdadera intención de la conversación, que generalmente si busca la “resolución genuina”.

 

Ahora a esto súmale que toda conversación es una trieja, si, tres involucrados al tiempo: tu conversación interna, la conversación interna de la otra persona y la conversación que está sucediendo entre las dos.

 

Si a tu conversación interna le aumentas mucho el volumen para responder y defenderte, es posible que dejes de escuchar la conversación que está sucediendo al exterior, porque mientras sientes que la otra persona pronuncia sus palabras, tú solo estás prestando atención a tus creencias y predisposiciones que retumban en tu cabeza.

 

Al final todo sonará como una canción de fondo, de relleno, porque tú estás prestando atención a otra cosa, y después, al escucharla con detenimiento, después en calma te dices “aaaaaaah ya entendí la letra, no sabía que se trataba de su amor por la guitarra, pensé que se trataba de una persona triste que había abandonado a su familia” y así, “aaaah no sabía que para ti era importante que en las reuniones no estuviera haciendo más cosas al mismo tiempo, pensaba era que me estabas diciendo que era una persona no comprometida en mi trabajo por no activar la cámara”.

 

Una vez un cliente me decía: Anto, aquí en esta empresa hablamos mucho, casi todos los días, pero poco conversamos.

 

¿Cuánto tiempo estamos dedicando a conversar? ¿Estamos midiendo esto como métrica clave y estratégica para avanzar más ágilmente hacia los planes de futuro? Porque cuando dejamos de conversar, los planes se estancan, porque cuando dejamos de conversar nos oxidamos y no sabemos cómo decir las cosas, ni expresarnos, ni siquiera nos tomamos el tiempo de pensar cómo carajos nos estamos sintiendo.

 

Me he dado cuenta que entre líderes las conversaciones cotidianas no desgastan tanto como las cruciales. Las cruciales generan tensiones y fricciones que muchas veces no se saben llevar y se prefieren evitar, las personas quieren llegar a una conclusión rápida y al grano pero no se permiten profundizar.

 

Por eso algunas personas lo han llamado “conversaciones difíciles” pero una conversación no es difícil ni fácil, una conversación es una conversación, solo que uno la hace complicada o no. Y la realidad es que no nos han enseñado a conversar.


Ya el mundo es lo suficientemente complejo para hacerlo complicado ¿no crees? Ya estamos viviendo demasiadas guerras para también tener que defendernos con quienes compartimos todos los días, en vez de apostarle a VENCER al otro cuando estés en una conversación con las emoción en tensión, respira, y activar el súper poder de la curiosidad, de la mente abierta, del interés por entender al otro.

 

Hazte las preguntas:

¿Mi intención con esta conversación es construir?

¿Estoy con la disposición de ser transformado por el poder de una conversación?

 

Si la respuesta es sí, te comparto 3 experimentos para que pongas en práctica durante una conversación crucial y pases de CONvencer a CONversar:

 

Experimento 1: Amplía tu lenguaje de las emociones.

 


Sí, no solo es alegría, tristeza o miedo, ampliar nuestro lenguaje permite que identifiquemos realmente cómo nos sentimos cuando ya hemos racionalizado una situación y cómo se siente el otro.

Esto suena genial Anto, pero ¿Dónde encuentro esto? ¿Qué me leo o qué veo? Toma:

 

 

 

 

Experimento 2: No trates de llenar el silencio.



El silencio sana porque invita a tener unos segundos de reflexión entre un punto y otro, entre un punto de vista y el contraste con el otro. Cosa que no pasa en el mundo de los mensajes de texto o en los correos que también existe el “borrar” o el tiempo de elegir las palabras adecuadas. Cuando estás en una conversación “en vivo” este tiempo se siente como pequeños silencios entre la conversación, solo que en el caso de lo escrito no lo ves, permítete tenerlo.

 

Experimento 3: Hablar a tiempo y con tiempo.



Uno sabe cuándo es el momento de hablar pero requiere del acto de valentía de agendar la cita, ideal que tengas el tiempo para escuchar, para preguntar, para dar tu punto de vista, para reconsiderar, para abrir la mente, para pedir, para generar un compromiso y avanzar, entonces, no es una charla casual de 5 minutos, eso es una reunión al grano o de hacer un tracking de un checklist, pero en 5 minutos no girarán juntos, y eso es lo que significa conversar: girar juntos.

 

Una organización que conversa es una organización con sentido, que valora la profundidad, que conecta, que evoluciona, y que no comete los mismos errores porque aprende rápido.

 

Repite en tu mente antes de tu próxima conversación:

 

El otro piensa diferente a mí y eso está bien, puedo construir desde aquí.

 

 

 

 

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